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Los campos del futuro, a estudio
- 29 de octubre de 2024
- Publicado por: admin
- Categoría: Noticias
Las tendencias deportivas, sociales, económicas y tecnológicas amenazan con cambiar la imagen y el modo en que jugamos al golf. Esta conclusión del panel de expertos congregados durante la jornada formativa de Club Manager Education con motivo de la entrega del premio Gerente del Año, no es necesariamente negativa. Los cambios pueden contribuir a que los campos sean más rentables, a que los jugadores disfruten más de la experiencia en el club, y a que la sostenibilidad sea una de las grandes banderas del golf.
Marco Martín, el diseñador de campos de golf más prolífico en España, recordó cómo, a finales de la primera década del siglo XXI, el gran diseñador Jack Nicklaus “pedía perdón por la cantidad de campos que había diseñado con el objetivo de ser un reto, pensando en los jugadores con más capacidad de juego y en que los propietarios presumieran de su dificultad”.. El resultado fue que, años más tarde, muchos de esos campos estaban en quiebra porque ni a los socios ni a los clientes les divertía jugarlos.
“Hoy la tendencia entre los diseñadores -decía Martín- es conseguir campos más ‘jugables’. No necesariamente fáciles, pero sí que sean más asequibles a jugadores de todo tipo y edad. La tecnología nos puede aportar a los diseñadores más recursos y debemos aprovecharla”.
Gonzalo Fernández-Castaño, ganador de siete torneos del circuito europeo profesional e incorporado recientemente al diseño de campos de golf, defendió que “los campos deben ser generosos para el jugador. Debemos huir de hoyos demasiado largos o estrechos, porque la mayor parte de los federados en Madrid son de 5ª categoría (tienen hándicap por encima de 24), y si al diseñar lo hacemos para jugadores del tour… ¿cómo lo van a disfrutar los amateur durante las otras cincuenta semanas del año?”
Otro argumento de Fernández-Castaño se centró en facilitar el jugar menos hoyos, porque a muchos les resulta difícil disponer del tiempo para un recorrido completo.
“Siempre pongo como ejemplo este campo del RACE -argumentó-. Varios hoyos terminan cerca de la casa-club, y eso permite a algunos jugadores terminar después de 6 hoyos, de 9, de 14 o de 18 hoyos. Es perfecto y se debería imitar”.
La moderación de la mesa redonda corrió a cargo de Juan Antonio Fernández, director general del Centro Nacional de Golf y finalista en el premio Gerente del Año que, por cierto, ganaron Marisa Barandiarán, de Aeroclub de Santiago, y Ariana Martín, del RCG El Prat. El Centro Nacional de Golf se ha consolidado, bajo la dirección de Fernández, en un modelo de actuaciones innovadoras, muchas de ellas centradas en la explotación comercial del campo de prácticas. En su afán por atraer más jugadores al golf fue la primera instalación en cubrir toda la extensión de juego con césped artificial de distintos colores, y en instalar en todos los puestos de entrenamiento el sistema de seguimiento de bola Top Tracer. Este sistema ofrece diversos campos virtuales y juegos para el entretenimiento y para el entrenamiento.
“En Madrid el crecimiento del golf ha venido de la mano de las canchas de prácticas abiertas al público”, afirmaba. “Antes los campos de prácticas no eran importantes en el golf; hasta el punto en que algunos clubes de golf no tenían. Hoy es al revés. Deben estar cerca del edificio social del club, diseñados para generar interés y crear aficionados”.
Fernández-Castaño recordaba, en esa línea, que “en muchos diseños clásicos el hoyo 1 era un hoyo de calentamiento, un par 5 facilito, con el que el jugador entraba en calor sin necesidad de ir al campo de prácticas que, hoy, son un núcleo de negocio gracias a la tecnología y a la restauración. Hay que tener en cuenta -continuaba- que el golf es el único deporte que aprendes y practicas en un sitio radicalmente distinto a donde luego compites. Por eso es importante que el diseñado recree situaciones que el jugador se va a encontrar en el campo. Además de ser un lugar de encuentro donde los socios pueden hacer ‘mucho club’”.
El gran artífice de la tecnología entre los ponentes era José Márquez, director de ventas de la empresa Top Tracer. Márquez basó en un concepto, la gamificación, el gran éxito de su empresa en la implantación de sistemas de seguimiento de la bola sobre recorridos de golf virtuales en una pantalla. El término gamificación procede de la palabra inglesa game (juego) y recoge el concepto de utilizar juegos para mejorar el aprendizaje.
Según Márquez, el objetivo de Top Tracer es “crear un espacio que ayude a desarrollar nuevos jugadores a través de la tecnología. Incluso si éstos nunca llegan a jugar un campo de golf real. En este entorno virtual el golf se hace más fácil y accesible a todos, y les quita el miedo a iniciarse y empezar a jugar”.
El momento del cambio llegó cuando en la televisión, en 2017, empezaron a dibujar la línea que reflejaba el vuelo de la bola. “Hoy -explicaba José Márquez- tenemos más de 200 ingenieros estudiando tendencias y analizando cómo le gusta a la gente disfrutar del campo de prácticas. Los jugadores de hándicap bajo quieren datos; los principiantes quieren diversión y ocio”. En un alarde de personalización del producto, el campo de prácticas puede ser un sitio de entretenimiento para todos. “Además -continuaba- tenemos una herramienta que ayuda a los profesores a que sus alumnos entiendan mejor las clases. Incluso el entrenador puede asignar ejercicios específicos en ese entorno virtual para cada alumno, y comprobar si han hecho el entrenamiento asignado”.
Juan Antonio Fernández lo ratificaba: “Antes el campo de prácticas era una travesía del desierto a la espera de que llegara para el principiante “lo bonito”: salir al campo de golf. Ahora lo bonito les espera en el campo de prácticas”.
Como bonita puede ser también la aplicación del césped artificial a los campos de golf. De nuevo, en el año 2017 el Centro Nacional fue pionero a la hora de cubrir con este material el 100% de la superficie de su campo de prácticas. Su director explica que lo hicieron movidos por la necesidad de utilizar para el campo de golf la poca agua que tenían para el riego. “Hoy estamos muy orgullosos de la decisión, y de haber convertido un problema en un caso de éxito al reducir costes de agua, de energía y de mantenimiento. Además hemos aportado más calidad a la experiencia de usuario”.
Frente a él, Ernesto Mira, CEO de la empresa especializada en césped artificial Best Garden, explicaba cómo ha evolucionado esta tecnología en estos ocho años y qué podemos esperar: “Vemos los campos de prácticas como una verdadera unidad de negocio, que se debería gestionar de manera independiente del campo. Tenemos la suerte de que, a pesar del carácter tradicionalista del golf, este sector en España es muy abierto; ha acogido la tecnología y los nuevos materiales, como el césped artificial, viendo que no viene a sustituir al césped natural sino a complementarlo y a ayudar a resolver problemas en los clubes. Al principio se utilizaba para dar descanso al césped natural, pero hoy el césped artificial permite diseños ad-hoc para simular greens, bunkers, lagos, y es muy agradable jugar sobre él”.
Mira destacó que las nuevas generaciones de este producto son sostenibles y reciclables, y se complementa con triturado de corcho (no de caucho) para acomodar el bote de la bola.
¿Significa que podemos ver pronto greenes de césped artificial en los campos de golf de los grandes torneos? Ernesto Mira cree que todavía no, pero sí es un producto eficaz para academias, o para campos de golf de bajo coste municipales como se ven en Francia.
Tal vez los campos de golf del futuro no sean muy distintos a la hora de caminar por ellos buscando la bola y analizando el siguiente golpe. Pero el golf sí se va a jugar en terrenos virtuales y artificiales que van a popularizar mucho más este juego apasionante.